La Basílica de la Natividad
LA PUERTA DE LA HUMILDAD
Apoyándose en esta tradición, continuada y unánime, el emperador Constantino mandó construir una gran basílica sobre la gruta: fue consagrada el 31 de mayo del año 339, y en la ceremonia estuvo presente santa Elena, que había impulsado decididamente esta empresa.
No es mucho lo que se conserva de la primitiva basílica, que fue saqueada y
destruida durante una sublevación de los samaritanos, en el año 529. Cuando se
restableció la paz, Belén fue fortificada, y el emperador Justiniano mandó
construir una nueva basílica, que se edificó en el mismo lugar de la primera,
pero con mayores proporciones. Es la que ha llegado hasta nosotros, salvándose
durante las diversas invasiones en las que fueron destruidos los otros templos
de época constantiniana o bizantina. Se cuenta que los persas, que en el año
614 asolaron casi todas las iglesias y monasterios de Palestina, respetaron la
basílica de Belén al encontrar en su interior un mosaico donde los Reyes Magos estaban
representados vestidos a la usanza de su país. Igualmente, el templo salió casi
incólume de la violenta incursión en Tierra Santa del califa egipcio El Hakim,
en el año 1009, así como de los furiosos combates que siguieron a la llegada de
los Cruzados en 1099.
Después de varias vicisitudes históricas que sería prolijo relatar, en 1347
se concedió a los franciscanos la custodia de la Gruta y la basílica.
Actualmente siguen allí, aunque también detentan derechos sobre este lugar
santo los ortodoxos griegos, sirios y armenios.
El exterior de la basílica
El exterior de la basílica
Desde la plaza que hay delante de la basílica, el visitante tiene la impresión de hallarse frente a una fortaleza medieval: gruesos muros y contrafuertes, con escasas y pequeñas ventanas. Se entra por una puerta tan diminuta que obliga a pasar de uno en uno, y aun así con dificultad: es preciso inclinarse bastante. En su homilía durante la Santa Misa de la última Nochebuena, Benedicto XVI se refirió a este acceso al templo:
«Quien quiere entrar hoy en la iglesia de la Natividad de Jesús, en Belén, descubre que el portal, que un tiempo tenía cinco metros y medio de altura, y por el que los emperadores y califas entraban al edificio, ha sido en gran parte tapiado. Ha quedado solamente una pequeña abertura de un metro y medio. La intención fue probablemente proteger mejor la iglesia contra eventuales asaltos pero, sobre todo, evitar que se entrara a caballo en la casa de Dios. Quien desea entrar en el lugar del nacimiento de Jesús, tiene que inclinarse. Me parece que en eso se manifiesta una cercanía en esta Noche santa: si queremos encontrar al Dios que ha aparecido como niño, hemos de apearnos del caballo de nuestra razón “ilustrada”. Debemos deponer nuestras falsas certezas, nuestra soberbia intelectual, que nos impide percibir la proximidad de Dios” (Benedicto XVI, Homilía, 24-XII-2011).
Puerta de la Humildad: la puerta mide apenas metro y medio | . |
La basílica –con planta de cruz latina y cinco naves– tiene una longitud de
54 metros. Las cuatro filas de columnas, de color rosáceo, le dan un aspecto
armonioso. En algunos lugares, es posible contemplar los mosaicos que adornaban
el pavimento de la primitiva iglesia constantiniana; en las paredes, también se
han conservado fragmentos de otros mosaicos que datan de los tiempos de las
Cruzadas.
Lugar del Nacimiento del Señor |
Rice, entrando en la basílica. |
Pero el centro de esta gran iglesia es la Gruta de la Natividad, que se
encuentra bajo el presbiterio: tiene la forma de una capilla de reducidas
dimensiones, con un pequeño ábside en el lado oriental. El humo de los cirios,
que la piedad popular ha puesto durante generaciones y generaciones, ha
ennegrecido las paredes y el techo. Allí hay un altar y, debajo, una estrella
de plata que señala el lugar donde Cristo nació de la Virgen María. La acompañauna inscripción, que reza: Hic de Virgine Maria Iesus Christus natus est.
El pesebre donde María acostó el Niño, tras envolverlo en pañales, se encuentra
en una capillita aneja. En realidad es un hueco en la roca, aunque hoy está
recubierto de mármol y anteriormente lo estuvo de plata. Enfrente, hay un altar
llamado de los Reyes Magos, porque tiene un retablo con la escena de la
Epifanía.Rubén Pato. Colegio Diocesano "Asunción de Nuestra Señora" ÁvilaAlfonso PérezAlessandro PresaDiego Ortega
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